19 de junio de 2025.- Cada año, la Iglesia Católica celebra la solemnidad del Corpus Christi, una fiesta que nos recuerda el milagro permanente de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía. Para comprender su historia y significado, el Pbro. Luis Felipe Quesada Pérez, capellán mayor de la Universidad Panamericana campus Aguascalientes, ofrece una profunda reflexión sobre el origen y el sentido espiritual de esta fiesta.

Un milagro que motivó una fiesta
La historia del Corpus Christi comienza en respuesta a una crisis de fe. En el siglo XI, un teólogo llamado Berengario de Tours comenzó a difundir la idea de que la presencia de Jesús en la Eucaristía era simbólica, no real. Ante esta postura, la Iglesia respondió no solo con doctrina, sino también con hechos.
“A mediados del siglo XIII hubo varios milagros eucarísticos que confirmaron la fe en la presencia real de Cristo. Uno de los más conocidos ocurrió en Bolsena, donde brotaron gotas de sangre de una hostia consagrada. Ese hecho llevó al papa Urbano IV a instituir, en 1264, la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo”, relata el P. Felipe.
Esta fue la primera fiesta de la Iglesia que no conmemoraba un evento histórico, como la Navidad o la Pascua, sino un dogma central de la fe católica: la presencia real, verdadera y sustancial de Jesús en la Eucaristía.

La primera procesión pública de la Iglesia
Para hacer visible esta verdad, se creó un gesto nuevo en la vida de la Iglesia: la procesión eucarística. Fue la primera ocasión en que se llevó al Santísimo Sacramento en custodia por las calles, creando una manifestación pública de fe y adoración.
“Antes de la fiesta de Corpus Christi no existía la bendición con el Santísimo ni las procesiones. Esta fue la primera vez que se sacó a Jesús en custodia por las calles para adorarlo públicamente”, explica el capellán.
Desde entonces, la Iglesia ha enriquecido esta celebración con himnos y textos litúrgicos. Muchos de ellos fueron escritos por Santo Tomás de Aquino, como el famoso Pange Lingua y el himno Adoro te devote, que expresa con sencillez y hondura el asombro ante el misterio: “La vista, el tacto y el gusto se equivocan sobre ti… pero basta con el oído para creer con firmeza”, apunta.
¿Por qué es central para la fe?
La presencia real de Cristo en la Eucaristía es más que un símbolo: es el corazón de la fe católica. “Cualquier persona que ama sabe la diferencia entre presencia y ausencia. La Eucaristía significa que Jesús está con nosotros, que nos acompaña, que no estamos solos”, afirma el Pbro. Luis Felipe.
La Eucaristía se entiende en dos dimensiones:
- Como sacrificio, es la renovación del sacrificio de Cristo en la cruz.
- Como sacramento, es la presencia duradera de Jesús incluso después de la misa, en el pan consagrado.
Una invitación a vivir con fe
¿Cómo vivir espiritualmente el Corpus Christi?. Para el P. Felipe, lo esencial es acudir a misa, renovar la fe y no olvidar que Jesús está realmente presente. “Todos, en algún momento, dudamos. Por eso hay que pedirle fe al Señor. Si realmente creyéramos que Jesús está en la Eucaristía, los templos estarían llenos”, señala.

La procesión, la adoración y la participación activa en la vida sacramental son formas concretas de no olvidar su presencia y profundizar en el misterio. “Jesús nos dice: ‘Aquí estoy, cuando quieras’. Y quizá nos falta fe para valorar ese regalo inmenso que tenemos tan cerca”, concluye el P. Felipe.
La solemnidad del Corpus Christi no solo conmemora un dogma esencial de la fe católica, sino que también fortalece la vivencia espiritual de la comunidad universitaria. En la Universidad Panamericana, esta celebración adquiere un significado especial al integrarse en su misión de formar líderes con sentido humano y profundo arraigo en los valores.
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