El legado del Papa Francisco desde la Universidad Panamericana

Ciudad de México, 21 de abril de 2025La figura del Papa Francisco representa uno de los momentos más significativos y transformadores en la historia reciente de la Iglesia Católica. Primer pontífice latinoamericano y jesuita, Jorge Mario Bergoglio no solo desafió las expectativas del Vaticano tradicional, sino que encarnó un liderazgo espiritual profundamente humano, sencillo y comprometido con los desafíos del siglo XXI.

Desde su elección en 2013 hasta su reciente fallecimiento, su pontificado ha dejado una huella imborrable en millones de personas dentro y fuera del ámbito religioso. Su mensaje de esperanza, misericordia y acción concreta tocó temas clave como la migración, la ecología integral, la justicia social y la necesidad de una Iglesia más cercana a las personas.

En este contexto, la Universidad Panamericana encuentra en el legado del Papa Francisco una fuente de reflexión, acción y sentido institucional.

Educación y jóvenes

El Papa Francisco sostuvo en numerosas ocasiones, que “la educación es un acto de esperanza”. Desde sus años como Arzobispo de Buenos Aires, comprendió que los jóvenes son actores clave en la transformación social, y que la universidad no puede limitarse a formar profesionales, sino personas capaces de comprender y responder a las necesidades del mundo.

Este enfoque se plasmó en la creación del movimiento Scholas Occurrentes, el cual surgió en 2001 en medio de la crisis argentina, cuando el Papa Francisco convocó a educadores a escuchar y acompañar a los adolescentes. Esta semilla creció hasta convertirse en una red global que promueve una educación con sentido, diálogo y acción.

La Universidad Panamericana, como una de las cinco primeras instituciones en integrarse a Scholas Cátedras, ha mostrado un compromiso firme con esta visión transformadora de la educación.

Reformas clave del Papa Francisco

Uno de los aspectos más notorios del pontificado de Francisco fue su impulso decidido a la reforma institucional dentro de la Iglesia. Desde el inicio de su gestión, la reestructuración de la Curia Romana y la creación de instancias de mayor corresponsabilidad, como los sínodos consultivos y deliberativos.

La sinodalidad —una forma de caminar juntos, escuchar a todos los actores y tomar decisiones colectivas— se convirtió en una de sus banderas. Este modelo, que pone el acento en la escucha y la participación, no solo transformó la manera de gobernar en la Iglesia, sino que ofrece a las instituciones universitarias un modelo de liderazgo participativo que contrasta con las estructuras verticales y burocráticas.

El Papa Francisco impulsó una transformación profunda en la manera de entender la Iglesia y su papel en el mundo. Su legado teológico y pastoral se alejó de modelos tradicionales, proponiendo una renovación centrada en la misericordia, el diálogo y el compromiso con las periferias.

Como explica el Dr. Héctor Zagal, académico de la Universidad Panamericana: “El Papa Francisco rompió con el triunfalismo teológico que relacionaba el éxito externo de la Iglesia con el Reino de Dios. Este enfoque, típico del barroco y la Contrarreforma, fue reemplazado por una visión más humilde y cercana a la realidad humana.

Uno de los conceptos centrales de su pontificado fue la “Iglesia de las periferias”, una Iglesia que no se mira a sí misma, sino que sale al encuentro de los olvidados: los pobres, los alejados de la fe y aquellos que no encajan en moldes institucionales.

“Se trata de predicar en los márgenes del pensamiento dominante, en contextos hostiles o indiferentes al cristianismo”, señaló.

El Humanismo Cristiano en acción

El Papa Francisco ha sido uno de los grandes exponentes del humanismo cristiano contemporáneo, una visión que sitúa a la persona humana en el centro de toda preocupación social, espiritual y educativa. Para él, evangelizar es más que predicar: es acompañar, mirar a los ojos, escuchar y responder a las necesidades reales del otro, especialmente de quienes están en las periferias de la dignidad y la esperanza.

Este enfoque encaja de manera profunda con el ideario de la Universidad Panamericana, que promueve la formación de personas íntegras, comprometidas con el bien común, guiadas por la verdad y la justicia. La Panamericana entiende que el conocimiento no es un fin en sí mismo, sino un medio para servir mejor a la sociedad y transformar la realidad con sentido ético y trascendente.

En esta línea, el Papa Francisco se distinguió por convertir sus mensajes en compromisos concretos, especialmente frente a temas como la pobreza, la exclusión y la migración. Su postura fue clara: no bastaba con denunciar las injusticias, había que actuar. Así lo afirma el Dr. Luis Pesquera Olalde, profesor del Instituto de Humanidades y Teología de la Universidad Panamericana:

“El Papa fue la voz de los migrantes durante todo su pontificado. No se quedó en lo discursivo: comprometió a cada cristiano y a toda persona de buena voluntad a involucrarse con migrantes reales, uno por uno. Su propuesta fue profundamente personal”.

El Papa Francisco no se limitó a denunciar las injusticias, sino que invitó a cada creyente a actuar con compasión concreta, desde su propia realidad y posibilidades. En este sentido, redefinió el papel de la Iglesia, y por extensión, de todos aquellos que participan de su misión en ámbitos como la educación, la política o la economía.

“Ha comprometido a cada ministro de la Iglesia, a cada cristiano, en el cuidado de cada débil, de cada descartado. De Francisco podemos aprender que la única manera de llegar a todos es preocupándose por la persona de al lado: uno por uno”, añadió.

La Iglesia, recordaba Francisco, es una realidad viva y compleja: divina y humana al mismo tiempo. Está llamada a influir activamente en los grandes desafíos del mundo contemporáneo —la paz, la ecología integral, la inclusión social y la justicia económica— desde un compromiso cristiano auténtico. Su humanismo cristiano no fue teórico ni neutral, sino profundamente activo, audaz y testimonial.

Educación con rostro humano

La Universidad Panamericana encuentra en este legado una inspiración y un llamado: formar líderes capaces de mirar al otro como un igual, de comprometerse con los más vulnerables y de hacer de su vocación profesional un servicio real a la persona humana.